jueves, 26 de mayo de 2022

¿Para qué nací?

Hay preguntas que nos hacen pensar más de lo normal y que la mayoría de las personas aún no han logrado responder, por ejemplo: ¿para qué nací?, ¿cuál es mi propósito en la vida?, o ¿para qué estoy aquí?  


En los últimos años, muchas personas están desenfrenadamente enfocadas en hacer algo y tener éxito en eso, sin detenerse a pensar ¿por qué estoy haciendo esto?. Tenemos la tendencia a repetir conductas sin pensar el ¿por qué?, nos movemos más por inercia que por conciencia. Y definitivamente es más importante saber hacia dónde vas, que la rapidez con la que vas.


Permíteme contarte una breve historia que te explicará la importancia de conocer tu propósito de vida: 


Un joven bien formado y pulcro, se puso de pie y caminó con confianza hacia el escenario. Sentados en la mesa que había dejado estaban su padre, el Sr. Clyde Wilson y su madre Emily Wilson. Este era el momento que habían esperado toda su vida. Clyde siempre había soñado con ser médico. Cuando su hijo aún era muy pequeño, él dijo que haría lo que fuera necesario para asegurarse que su hijo se convirtiera en el médico que él nunca pudo ser.

Los padres de Clyde junior habían trabajado por muchos años y con mucho esfuerzo para que su hijo asistiera a la escuela de medicina. Esta noche hizo que esos sacrificios valieran la pena, ya que Clyde junior ahora traía honor y respeto a la familia.

Mientras que el Dr. Clyde Wilson junior estaba en el escenario, sosteniendo la placa, la multitud se puso de pie. Las cámaras destellaron y los gritos de adulación llenaron la habitación. Luego, cuando los aplausos se calmaron, el silencio llenó la sala. Todos esperaban la respuesta del buen doctor. Por un momento permaneció erguido, listo para hablar. Entonces perdió la compostura y, con lágrimas en los ojos, el joven médico que reflejaba la desesperación en sus ojos, suplicó a sus padres en voz alta:

“Por favor, mamá y papá, perdónenme. Lo siento, pero no puedo seguir”.

Desconcertado y avergonzado por el momento, el presidente ayudó al doctor a bajar del escenario. La multitud se quedó en estado de shock interrogante. ¿Qué podría estar robando este gran momento de este individuo exitoso? Mientras Clyde y sus padres conducían a casa esa noche, Clyde intentó explicarles a sus perplejos padres la causa de su comportamiento incontrolable. Mientras sus palabras se desbordaban, trató de describir la frustración que se había acumulado dentro de él durante los últimos diez años.

“Todo lo que he logrado y logrado durante estos años lo he hecho para complacerte, papá, y para cumplir tus sueños de toda la vida. Me he convertido en lo que querías que fuera, pero nunca me he convertido en lo que soy”, dijo Clyde junior.

“A pesar de todos los carros, casas y otras cosas materiales que ahora tengo, mi vida está vacía. Nunca quise ser médico como tú, papá. En verdad, odio ser médico. Siempre quise ser músico, pero tú y mamá no me permitieron seguir ese sueño“.

“Por favor entiende. Te amo y te respeto profundamente. Sé todo lo que ha sacrificado para brindarme mi educación y se los agradezco. Pero esta noche me di cuenta que no puedo seguir viviendo para cumplir tus sueños y expectativas. Debo empezar a cumplir con los míos. Cuando acepté ese premio esta noche, me sentí como un hipócrita. Alguien a quien ni siquiera conozco ganó este premio, porque no me conozco a mí mismo. Quiero vivir. Quiero cobrar vida. Quiero ser lo que nací para ser. Por favor, libérame y déjame vivir”. (extracto del libro: In Pursuit of purpose - Myles Monroe)


En la vida hay muchos Clyde junior. Persiguiendo las expectativas de otros, sin poder ser felices desarrollando aquello que realmente les apasiona. 


Generalmente cuando nos toca escoger qué carrera estudiar o a qué nos vamos a dedicar el resto de nuestra vida, comúnmente nos inclinamos a aquello que nos puede dar más dinero, mayor prestigio y reputación, logros materiales o visibles; cuando deberíamos tomar decisiones que desarrollen nuestro propósito de vida. 


El propósito no es otra cosa que: el objetivo que una persona debería alcanzar, la asignación que debe cumplir la persona que fue destinada para ello. 

Cuando una persona desarrolla y cumple su propósito de vida, entonces puede hallar plenitud, porque comienza a sentirse útil con lo que más ama ser y hacer. 


Permíteme presentarte tres elementos que te ayudarán a definir nuestro propósito de vida:  

1. Que agrade a Dios. Que lo que decidas hacer agrade a quien te envió a vivir en la tierra. El máximo líder de todos los tiempos dijo: “He descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.” Juan 6:38. Nadie se envió solo, todos fuimos enviados a cumplir una asignación. 

2. Que involucre tus talentos.

Todos tenemos habilidades que podemos ejecutar con mucha naturalidad. Seguramente, a ti se te hacen fáciles algunas cosas que para otros son mucho más difíciles, ¿por qué? porque fuiste dotado de capacidades para cumplir tu asignación.  

Normalmente esas habilidades que puedes desarrollar con mucha facilidad te generan placer al hacerlas e incluso muchos de nosotros estaríamos dispuestos a hacerlas sin recibir ningún beneficio a cambio. ¿Te has dado cuenta de esas personas que tienen una gran facilidad para hablar y/o vender un producto?, ¿o aquellos que hacen trabajos hermosos con sus manos?, ¿qué tal de aquellos que tienen facilidad para la música, la cocina, las artes? Piensalo. 


3. Que lo que hacemos pueda ser útil para otros. 


Fuimos diseñados para bendecir a otros por medio de nuestros talentos y la esencia de Dios en nuestras vidas. Por ejemplo: La silla fue creada para que la gente se siente y descanse. ¿Si nadie usa la silla, estaría cumpliendo su propósito?, por supuesto que no. Una vez que descubras cuáles son tus talentos y los afines al corazón de tu creador, asegúrate de ponerlo al servicio de la gente, es decir, que otros se puedan beneficiar de lo que tú puedes hacer. De modo que ahora puedas ser un agente de bendición donde quiera que vayas. 



“La gran tragedia de la vida no es morir, sino vivir sin una razón’. Myles Munore.

Dario Corzo
Life Coach