El entender y ejercitar poder y autoridad es lo que nos traerá victoria sobre nuestras dificultades.
Victoria es esa superioridad demostrada en una lucha al vencer a un mal o a un rival.
Ese rival puede ser cualquier cosa o persona que está obstaculizando tu bienestar.
Por ejemplo: Sobrepeso, enfermedad, actitud negativa, depresión, ansiedad, enojo, críticas, etc.
Poder lo definimos como esa fuerza o capacidad para controlar, para gobernar, para implementar.
Autoridad la definimos como: jurisdicción, potestad (Dominio, poder o facultad que se tiene sobre una cosa), consentimiento. La autoridad puede ser otorgada por derecho, por preparación académica, o transferida por Dios.
Dios nos da una autoridad delegada por Él mismo. Dios nos dice: “Yo les he dado poder a ustedes para caminar sobre serpientes y alacranes, y para vencer toda la fuerza del enemigo, sin sufrir ningún daño”. Lc.10:19 (DHH)
Si entendemos estas palabras, ya vamos por buen camino. Lo próximo es ponerlas en práctica, o sea, ejercer esta autoridad.
El poder del mal puede perseguirnos y hasta oprimirnos, pero ya no tiene autoridad sobre nosotros. Ya no somos esclavos, podemos decidir y clamar por ayuda al Padre.
Nuestro problema es con este poder; porque la autoridad la tenemos nosotros. Por lo tanto, aunque la maldad nos oprima, nosotros podemos enfocarnos en que tenemos la autoridad para tomar el mejor camino y la mejor decisión.
Por ejemplo:
· Yo puedo caer en preocupación constante sobre algo, pero no me quedaré así. Yo tengo autoridad para ver si lo puedo resolver y hacer algo al respecto. Si no puedo, entonces, esa preocupación la quitaré de mi pensamiento.
· Yo puedo vivir con temor sobre algo en particular o por todo. Pero tengo la autoridad de declarar con fe que “todo lo puedo en Cristo, que me fortalece” (Fil.4:13) y tomar consejería cristiana y/o algún programa de Coaching de crecimiento personal.
La autoridad está ligada a la esperanza, a la fe de que Dios nos ha dado autoridad.
Podrías estar pensando que:
· Otros tienen el derecho y la autoridad de destruir tu vida.
· Que tú no puedes salir de tu adicción.
· Que nunca podrás salir de esa mala situación en la que te encuentras.
· Que no tienes poder ante la rebelión de tu hijo.
· Que después del divorcio, tu vida será un desastre.
· Que tu destino no está en las manos de Dios, sino de la suerte.
El tener algo y no saber usarlo o no ponerlo en acción, es como si no lo tuviéramos.
La raíz de la palabra autoridad es autor, o sea, causante, creador. El que origina. Uno tiene autoridad sobre lo que uno crea.
El creador determina el propósito de su creación y se reserva el derecho sobre lo creado.
Dios, como autor, tiene autoridad sobre lo que ha creado. Y esa autoridad la ha dado a sus hijos. Tú tienes autoridad para cambiar tu situación y hacerles frente a las dificultades.
¡Acepta esta verdad y vívela!
Estela Figueroa
Renacer Atlanta
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